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martes, 26 de marzo de 2013

LA PARADOJA DE PERDER LA OBSESIÓN POR EL YO, EL MÍO, EL NUESTRO

Recordemos que todos los humanos tenemos un chip en la mente, una idea mental sobre nuestra verdadera identidad que en la mayoría de los casos nunca ha sido puesta en tela de juicio ni retada mentalmente. Esa idea sobre nosotros mismos como una identidad separada del resto de los humanos y de la vida toda se le llama EGO. El ego de toda persona es igual, tiene una estructura: Existo aparte y estoy en continua amenaza de aniquilación, de pérdida, de sufrimiento, de devastación.

Esa estructura mental está en cada persona más o menos activa o latente, según su grado de exploración sobre lo que la vida puede llegar a ser en realidad. El ego nos mantiene en un continuo estado de obsesión mental sobre nosotros mismos y nuestra "importancia" y justamente "nuestra importancia real como criaturas espirituales con experiencia humana" no puede expresarse en su totalidad. Porque la inteligencia que nos guía es la de la obsesión por no ser heridos ni aniquilidos y esa energía es de potencia bajísima. Por lo tanto, todo lo que se atrae desde ese estado de consciencia obsesivo con uno mismo o con una extensión del yo , es siempre de baja frecuencia vibratoria por lo tanto, eso se convierte en experiencias vitales limitadas.  Paradójicamenete, cuando la mente se rinde a estar defendiendo continuamente la obsesión por el "yo y mi historia", una inteligencia superior es la que regula "nuestros asusntos" y es cuando las cosas comienzan a funcionar de un modo natural y elevado. Jesús dijo algo así como "piérdete a ti mismo y sígueme". Mi interpretación de esa frase es: "deja de obsesionarte con algo llamado MIS  problemas" y deja que la energía que sostiene a toda la vida, a las galaxias, a los animales, a las plantas, etc...opere en tus asuntos.

La dos únicas razones por las que no vemos todo interconectado en el universo es por la estructura de la experiencia sensorial que nos hace ver la totalidad fragmentada en "trozos" y por la estructura psicológica del Ego, que nos hace ver siempre como formas amenazadas por otras formas de vida. Desde esta visión del universo, siempre la persona se sentirá en peligro y por lo tanto atraerá esas situaciones que teme por la ley universal de la atracción.

Pero cuando poco a poco dejamos de obsesionarnos con nuestra falsa identidad , con nuestra obsesión por  defender a toda costa nuestra importancia, ocurre algo totalmente paradójico y contradictorio: nuestra vida personal mejora. Al "perderte a ti mismo y sus derivados: mío y nuestro, la vida coopera de verdad contigo. Cuando te amigas a una noción de "yo expandido" que incluye a todas las formas de vida y te sientes parte indivisible de "eso", es cuando la historia personal de un individuo toca cotas que jamás puede tocar desde la obsesión por uno mismo. La obsesión por uno mismo abarca también los fanatismos religiosos, familiares, seculares, empresariales, y cualquier obsesión con una idea de "yo soy esto y todo lo demás es distinto de esto que soy". Desde esta obsesión jamás se crece porque la idea que uno tiene de sí mismo es totalmente condicionada. A la profesión, al apellido, al rol pasajero que uno esté cumpliendo y esos roles siempre son efímeros. Por lo tanto si deseas que una inteligencia superior se encargue de operar en tus asuntos, es imprescindible retar la idea esclavizante de tener un yo en permanente estado de amenaza. Cuando te pierdes a ti mismo, una idea sobre lo que somos alivia tu existencia. Ya no te puedes ofender permanentemente con cada pequeño cambio vital, con cada incomodidad vital, con cada pequeña frustración. Ya no hay un "yo obsesivo" que esté siempre enfadado, ofendido, triste, consternado, confuso....te rindes a la idea que eres uno con la Vida. Cristo decía: "quiero que seais Vida", lo cual yo lo interpreto como que deseaba que la gente comprendiera que uno y Vida es lo mismo, por lo tanto es siempre sostenido por esa estructura.