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lunes, 19 de diciembre de 2011

EL HARTAZGO SAGRADO


EL HARTAZGO SAGRADO
El día que se acaba el miedo es el día en que se acaba la sensación de estar separado de lo que uno es en realidad. Se acaba el miedo a la lejanía del dinero, el miedo a la lejanía del amor, el miedo a la lejanía de la amistad, de los recursos, del éxito,  de la salud, del cobijo. El día que se acaba el miedo es cuando ya no ves  ni te aferras a  ninguna excusa en ninguna parte de ti mismo para insistir  e insistir en el temor diario. Cuando ya te has hartado hasta el infinito cansancio de temer no ser abastecido, no amado,  o ser herido, de ver enemigos en todas partes y en toda situación,  ese hartazgo es un hartazgo sagrado.  Cuando ese hartazgo está bien consolidado, cuando es ya insostenible la extenuación en la que te deja  diariamente el miedo,  cuando ya has llevado muchas décadas cuyas jornadas se construían en base al temor, es cuando tomas la sagrada decisión: abandonar todo temor como cuando uno se quita un vestido viejo y raído, ya demasiado usado, ya demasiado lucido. El miedo no es algo que debe dejar de ocurrirte azarosamente porque las cosas van bien, el miedo es algo que debes elegir abandonar cuanto estás lo suficientemente harto de vivir bajo sus garras. Pero tienes que estar tan, pero tan harto de vivir temiéndolo todo. Tienes que estar tan profundamente cansado de temer todos los días por no tener  esto o aquello, que hasta que este hartazgo no se convierte en algo sagrado, seguirás temiendo. Y todos los días reinaugurarás un aparente nuevo temor que no es más que ese vestido viejo deslucido que se muestra novedoso. Pero no, es el mismo miedo de siempre. El miedo a estar separado de quien realmente eres. Solo estar harto de sufrir por todo puede ser una puerta a la felicidad que ya eres desde antes de nacer. Pero tienes como todos el humano derecho de seguir eligiendo todos los días el miedo. ¿Hasta cuándo? Hasta que tú lo decidas. El miedo es algo que hay que decidir dejar, algo que hay que erradicar, no es algo que se pasa cuando los hechos cambian. No es una reacción, es una decisión basada en la memoria.  El miedo es una decisión siempre. Y dejar de temer es otra decisión.  La felicidad no es más que la piedra que queda cuando se han quitado los sobrantes del miedo. El miedo puede dejarse para siempre. Sí. Pero la mayoría de nosotros necesitamos un proceso. En ese proceso se entra y se sale del miedo muchas veces en el día. La persona que ha tomado la decisión de hacerse amigo del momento presente, pase lo que pase en el mismo, es decir que acepta con paz lo que “está pasando” y toma decisiones desde ese estado de aceptación pacífica, ha erradicado para siempre el miedo. Podrá fluir con los acontecimientos, sean estos cuales sean, sin juzgarlos como “buenos o malos” y de esta aceptación nacerán respuestas sumamente eficaces y no reactivas, ya sean que impliquen acción o no.  

1 comentario:

  1. Leyendo este texto, me viene a la cabeza la canción de Rosana: "Sin miedo sientes que la suerte está contigo, jugando con los duendes abrigándote el camino, haciendo a cada paso lo mejor de lo vivido, mejor vivir sin miedo".

    Pues sí, fuera miedos :-)

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