Estos científicos han corroborado con cientos de estudios que coinciden con la enseñanza de todas las tradiciones espirituales que la vida que nos rodea y que nosotros somos es una entidad única, una especie de matriz indivisible que solo en nuestro cerebro es decodificada como partes separadas, para que podamos jugar el gran juego de la vida. No hace falta ser un experto en física cuántica ni en estudio de las partículas más pequeñas que componen "todo" para aceptar la idea de que somos energía vibrando. La vibración de dicho campo es de tan alta frecuencia que hace que percibamos "objetos sólidos y separados" en nuestra experiencia sensorial. Pero en realidad siempre experimentamos la matriz única de vida, sin fragmentos.
Hay dos maneras de percibir esta matriz y esto no tiene nada que ver con nuestros estudios intelectuales ni con nuestra formación, sino con nuestro sentido común. Algo para lo cual no se necesita ningún estudio. Una manera es percibir la matriz como amigable y la otra manera es percibirla como hostil.
Cuando nuestra estructura de pensamiento habitual es percibir la matriz de vida única como hostil, experimentaremos escasez casi todo el tiempo y viviremos en un entorno que confirma nuestra orientación hacia la matriz hostil. Tendremos mucho miedo a que la matriz "nos robe" algo que consideramos "nuestro" y es casi seguro que en este estado de consciencia habitemos un país pobre o en una zona pobre de un país rico. Y esta situación no cambiará hasta que nuestro sentido común nos lleve a pensar que la matriz quizás sí sea amistosa y no hostil. Como se nos educa para vivir en automático, casi el 100 por ciento de la gente repite la percepción de la matriz que tenían nuestros padres y abuelos. Por eso para experimentar otra clase de campo energético de la matriz de vida orientada hacia la abundancia es muy importante ver a nuestros familiares como personas en desarrollo igual que nosotros, amarlas con toda nuestra alma, pero tenemos la obligación de retar creencias que tengan que ver con que vivimos en un universo hostil e intentar cambiar esas creencias. Recordemos que nuestros parientes y mentores, los que nos han inculcado la creencia de que la matriz es hostil, tienen una versión "verdadera" en la que solo se percibe a la vida como amistosa. Y es esa versión en la que debemos fijarnos. Hasta que no confiamos en nuestro maestro interior, y solo en nuestro maestro interior, en nuestro "Espíritu" como única referencia, experimentaremos escasez de recursos una y otra vez y seremos personas muy "victimizadas". Seremos esa clase de persona que está convencida que el entorno en el que vive es responsable de la falta de recursos y oportunidades y perderemos muchísimas horas en el día en la culpar a políticos, socios, clientes, parientes, de nuestra falta de consciencia de abundancia. Y mientras la persona se obstine en que no gana dinero por culpa del gobierno de su país, experimentará sin excepción, un país decadente. Esto continuará así hasta que la persona cambie su consciencia hacia una matriz amistosa y afable. Solo entonces esa persona será removida de su entorno, o su entorno mejorará poco a poco . La persona pensará que es "azar" esa mejora, pero en realidad si experimenta mejoras en su entorno es porque ella ha cambiado por dentro. Estos cambios son paulatinos y se requiere mucha persistencia para lograr pasar de una matriz hostil a una amistosa.
Hasta que uno no percibe la matriz de vida única como afable, como lo que es realmente, un sistema abundante, la persona percibirá en su experiencia carencia de todo tipo y siempre buscará un culpable externo. Solo asumir la responsabilidad interior de lo que pensamos la mayor parte del tiempo, trae cambios a nuestra vida. Solo hay una ventaja en no asumir jamás la responsabilidad interior de nuestras creencias: que no hay que hacer ningún esfuerzo por mejorar como persona . Pero esa "ventaja" no trae ningún resultado positivo a nuestras vidas. Si nos sentimos víctimas casi todo el tiempo de lo de "afuera" viviremos siempre en países subdesarrollados o en la zona decadente de un país desarrollado, o en el peor barrio de una zona desarrollada, o en la peor habitación de una casa hermosa. Hasta que no cambiemos por dentro, nuestro entorno siempre reflejará lo que creemos de la matriz única: hostil o amistosa. La persona auto-referida es siempre consciente de su estado de abundancia interior y si quiere cambios externos, los realiza en sí misma. Esta lección dura toda la vida y todos venimos a superarla.
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