MI PADRE ESTÁ ENFERMO Y NO QUIERO QUE
SEA ASÍ
P: Mi padre está muy enfermo en el
hospital y no deseo que eso ocurra, me hace daño pensar en que puedo perderle o
que sufra. ¿Qué actitud puedo tomar?
R: La enfermedad es siempre algo
perfecto y jamás es algo “malo”. Sin la enfermedad nos hubiésemos extinguido
como especie hace milenios. La enfermedad en el cuerpo físico es un excelente
indicador de que hemos perdido la consciencia de nuestro bienestar interior (la
única base “sólida” para la salud perfecta, aparte de los hábitos de vida)
Cuando un ser amado se enferma lo que
sentimos es que eso “no debería estar ocurriendo” y si fuera por nosotros
haríamos lo posible para borrar de la existencia esa situación. Sin embargo lo
que queremos sentir cuando un ser amado se enferma, es no sufrir nosotros. Más
que pensar “mi padre no debería sufrir”, en nuestro subconsciente pensamos: “yo
no debería sufrir” y en último término es nuestro ego el que habla, nuestro yo
falso el que dice: “yo no debería perder a nadie y menos a mi padre”.
P: ¿Cómo supero el temor a la pérdida de
mis padres y qué hago en esta situación en la que toda mi familia no hace más
que apoyar la enfermedad de mi padre hablando todo el tiempo de ella y
dramatizando a más no poder?
La pérdida y la ganancia de la vida no
existe. La vida es una y esta ni se gana ni se pierde más que en nuestra
percepción de lo que creemos que es el cuerpo, interpretación que hacemos a
través del engaño de los sentidos y la hipnosis del condicionamiento
social. Su padre no perderá la vida si es que muere, solo perderá su forma ante
Usted. Lo cual es el destino de todas las formas. Pero la vida que es su padre
sigue intacta. Solo perderá algo que siquiera Usted ni yo sabemos de qué está
hecho.
Le ayudará infinitamente si en lugar de
centrarse mentalmente en la enfermedad de su padre, hablar de ello todo el
tiempo y emocionarse mucho con ello, hablar tortuosamente de los más mínimos
detalles de la enfermedad con sus familiares y darle y darle más foco a la
enfermedad, si logra serenarse y pensar en la salud como condición natural.
Aquello en lo que nos enfocamos crece. Si ama a su padre, solo hable de salud y
soluciones y aunque los demás le vean “indiferente”, hable y piense en salud.
El error que comenten todos los
familiares alrededor de una persona que solo está manifestando el aprendizaje
de una lección con su cuerpo, es de sumo dramatismo. Se habla y se piensa en
ello casi las 24 hs del día, lo cual favorece el desarrollo de la
enfermedad. Lo que hay que hacer es apoyar al enfermo a desdramatizar
sobre su situación y hacerle reír. La risa, siempre y en todo caso elevará la
frecuencia vibratoria de la energía que es el cuerpo y la desdramatización hará
que suba el sistema inmune. Eso le parece anormal y monstruoso a las mayorías
de las familias, ya que se nos ha enseñado que la “preocupación y la
dramatización” logran resultados positivos. Jamás logran resultados positivos.
Nadie en el planeta se ha curado a través de un estado mental de suma
preocupación, por el contrario, este estado de preocupación que parece
inevitable, es evitable y es altamente prioritario, de suma prioridad,
centrarse en la salud del paciente. Hablar de la salud del paciente. Siempre y
en todo caso hay que hablar y pensar en el resultado esperado. Otra cosa es la
RESPONSABILIDAD, pero esta no tiene porqué estar cargada de miedo y
preocupación.
P: ¿Cómo hago para no parecer un
indiferente ante mis parientes si no me preocupo por la salud de mi padre?
R: Le debe ser indiferente esto. Usted
sencillamente piense en el cuerpo de su padre como si lo invadiera “una
inundación de consciencia”, haga este ejercicio por las noches si de verdad
desea que su padre se cure. Ahora, si quiere que siga enfermo, hable todo el
tiempo de su enfermedad, céntrse en ella y emociónese negativamente a
favor de la enfermedad. De ese modo logrará lo que logran todas las familias:
estropear más la salud.
¿Pero quedaré como un ser ruin si no
aparento preocupado? Estoy realmente preocupado. No es eso acaso normal?. Si
aparento no estar preocupado creo que no me lo perdonaré. Yo siempre me
preocupo por todo lo que no sea bueno.
R: Si le interesa que su padre se cure
le será más fácil preocuparse que no preocuparse, le será más fácil hablar todo
el día de los análisis de su padre y todos los detalles que hablar de la
solución. Pero si le quiere de verdad deberá HACER UN ESFUERZO y enfocarse en
la salud de su padre. No existe otro modo efectivo. La preocupación solo trae
más motivos de preocupación.
Con respecto a que usted no desea que su
padre esté enfermo, debe entender algo: el cuerpo de su padre le está dando un
mensaje, del mismo modo que si Usted enferma también recibe un mensaje de su
cuerpo. Usted no es quien para intervenir en las lecciones que su padre debe
aprender. La mayoría de la gente aprende a través de la enfermedad a curarse
interiormente. Debe respetar ese proceso de su padre, es otro ser humano
aprendiz como usted.
Piense en salud, hable de salud, hágale
reír, no dramatice con su madre y resto de familiares, no haga lo que hace la
mayoría de la sociedad. Estimular la enfermedad sin darse cuenta.
¿Y qué pasa si un día lo pierdo? No lo soportaré. No
soporto las pérdidas de ningún tipo. Los padres no deberían irse jamás.
R: Todas las formas de vida son
transitorias. Usted no puede decidir cuando es “correcto o incorrecto” que una
forma de vida QUE NO LE PERTENECE A USTED, debe disolverse.
Siquiera sabe lo que la muerte es. Sin muerte la vida no es posible. Son
inseparablemente una. No son opuestas, sino complementarias. Su padre se irá
cuando la vida lo disponga le parezca a usted eso correcto o no.
La vida es siempre prefecta. Es nuestra
limitada mente en su estado inmaduro la que dice “un niño no debería morir, eso
injusto”. En primer lugar para que usted esté aquí una infinidad de muertes
tuvieron que darse. Que no entendamos las infinitas leyes de la Vida no
quiere decir que no sean perfectas.
Lo que usted siente es que “yo no
debería pasar por pérdidas”, esa es la voz de su ego que insiste en que
usted es el único ser del planeta que sufre y que eso es “injusto”, sin embargo
usted “perdió” la niñez, perdió “su cuerpo adolescente”, perdió su novia de la
infancia para estar ahora casado con quien está….la pérdida como tal no existe,
solo la disolución de formas que acontecen en nombre de la Vida. Toda
disolución es siempre en nombre de la Vida. Las fuerzas destructivas de la vida
(lo que llamamos muerte o pérdidas) son esenciales para complementar las
fuerzas constructivas (lo que llamamos nacimientos y ganancias) Si en el
universo que vivimos solo operaran las fuerzas constructivas y expansivas, el
mismo universo colapsaría porque nada puede expandirse infinitamente. A nuestro
ego le molesta mucho las fuerzas destructivas y
solo las acepta “cuando le conviene”. Por ejemplo a nuestro ego le parece bien
que se destruya un atasco de tráfico pero le parece “mal” que se pierda
determinado trabajo o que se muera “antes de tiempo” un niño. Pero esas
percepciones de que está bien o mal que una forma se disuelva son solo del ego,
el universo opera de manera perfecta siempre y en “sus tiempos correctos”.
Cuando aceptas estos ritmos con sabiduría y compasión, estás listo para vivir
sin sufrir innecesariamente. Podrás seguir experimentando incomodidades y hasta
dolor físico, pero ya no harás de todo un problema. Ni un problema de la vida
ni un problema de la muerte. Lo cual se traducirá en aceptar con infinita
compasión los cambios naturales de la vida y no considerarlos “injustos”.
P: No deseo pasar por el dolor de ningún
tipo. ¿Cómo supero eso? El dolor es parte de la vida, pero no lo soporto.
El dolor no es usted. Sino es un residuo
de la inmadurez de la mente que no acepta la transitoriedad de todas las formas
y se aferra a todo. El dolor no es más que una falsa percepción de “hechos
neutros” que siempre que ocurren son perfectos. La mente dice “yo no debería
perder mi trabajo, yo no debería perder a mi esposa, yo no debería perder a mi
hijo, a mi casa, a mi esto, a mi lo otro”. Sin esos "cambios" usted
seguiría siendo un niño de 13 años. Seguiría en el útero materno! El ego dice :
“yo no debería perderme a mí mismo”. Ese es el temor de su ego o falsa
identidad. En su esencia usted no puede perder nada, es solo una falsa
percepción, como cuando una ola rompe en el mar. Sigue siendo el mar. Parece
que se va, que desaparece, pero solo se funde. En último término todo lo
"suyo" un día más pronto o lejano se fundirá en el mar de la vida.
Aceptar eso es la libertad, es la madurez, es el amor.
No se aferre a nada, apoye a su padre
comprendiendo que está en medio de una lección, apóyele riendo, apóyele
cantando, apóyele ayudándole a expresar las emociones contenidas que le han
llevado a la enfermedad. Porque está enfermo por no expresar determinadas
emociones pensando que “es malo enfadarme, es malo expresar enojo”. Ayúdele a
llorar positivamente y a reír mucho. Ambas cosas curan el cuerpo mucho más
rápido, apoyado por la medicina claro. Apoye a su padre en su camino de
crecimiento interior creciendo Usted, comprendiendo que la vida es toda una
escuela para aprender a no enfermar. Un día la enfermedad ya no será un método
de aprendizaje, por ahora los humanos aprenden así, a través del cuerpo. El
cuerpo es sabio, nos da mensajes sobre distorsiones que hacemos de los hechos.
Nos la pasamos interpretando mal todo, por nuestra memoria herida, pero en realidad
lo que no hiere siquiera ha ocurrido en la mayoría de los casos. Vivimos en
falsas ilusiones, interpretamos todo desde el miedo a ser heridos. Nadie puede
dañarte en tu esencia. Nadie puede abandonarte ni dejarte ni hacerte mal, es
todo un aprendizaje esto. Siempre estás intacto en tu ser interior, abandonando
la inmadurez del ego, el cuerpo aprende a sanar. Y apara eso hay que reír, hay
que des-dramatizar. De ese modo su padre expresará emociones positivas que son
las que apoyan la salud. No haga lo que hace todo el mundo, madure y ría. El
cuerpo está diseñado para auto-curarse. Tenemos todos una dimensión
intacta en la que se halla nuestra mejor versión. En esa dimensión también
estamos sanos y completos, libres y felices. Hallar esa dimensión diariamente
es el trampolín para la salud y el bienestar en general. Pero debe asumir una
gran responsabilidad: la de su mente y estado emocional y dejar para siempre de
sentirse víctima por todo.
Al principio la victimización estará tan
incorporada en Usted que le será muy
difícil salirse de ese arquetipo. Porque toda la sociedad nos entrena para
sentirnos víctimas de los demás, lo cual es la razón de la enfermedad del
cuerpo. Pero poco a poco comenzará a experimentar la responsabilidad de sus
circunstancias y podrá cambiarlas en su interior, lo cual es el único método
eficaz para cambiar las circunstancias. Comprenda que este estado de sentirse víctima
y buscar compasión en los demás o auto-compasión no se modifica de un día para el otro, por lo tanto
entrará y saldrá de la enfermedad muchas veces, pero a medida que cambie su
estado de consciencia, las enfermedades a las que se enfrente no serán tan
devastadoras y podrá controlarlas con rapidez. Es extremadamente importante no
identificarse con un personaje de “persona
enferma” y sacar a relucir todos los detalles de su enfermedad a sus amigos,
sólo hágalo con su médico o terapeuta. El cuerpo es extremadamente obediente a
su estado de consciencia. Mire como está su cuerpo y este le dirá lo que ha
estado pensando últimamente. No se obsesione con este estado de baja frecuencia
energética, es pasajero. Medite a diario y recuerde que su cuerpo es energía.
La energía puede transformarse totalmente. En algunos casos, cuando la persona
está lista, pueden ocurrir curaciones que los demás llaman milagrosas, pero son
matemáticamente esperables si la persona ha cambiado radicalmente su
identificación con la enfermedad.
En todo caso reír es la mejor forma de ayudar
a sanarse. Vea películas cómicas, esa terapia junto con los tratamientos
médicos, le ayudarán a dejar aparcado el personaje de persona enferma. La
enfermedad es solo un avisador, no debe tomarse como algo permanente.
Cristina Bergoglio, ex enferma de
cáncer, con motivo de una charla dada a un grupo pequeño a enfermos de
cáncer y familiares en el Hospital Gregorio Marañón de
Madrid. Unidad de Oncología.
Julio 2011.
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