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lunes, 5 de octubre de 2009

LENTITUD

LENTITUD

Cuando comienzas el día, no comienza el día en realidad, sino que pasas de un estado de consciencia onírica (es un estado de realidad tan real como el de vigilia) a otro estado de consciencia onírica, al que llamas “vigilia o estar despierto” en el que no sabes, salvo que ya tengas andadura en el camino espiritual, que es un estado de ensoñación también. Estado que le llamas “vida cotidiana”. Pasas del teatro del sueño que ha sido desarrollado durante la noche, al teatro del día. Pero así como sabes que el teatro de la noche, es “teatro” no sabes que el teatro del día, también es “teatro”. Entonces te dejas guiar por la ansiedad que es la voz más alta del ego. Al empezar el día, estás ante el único momento en que se desarrolló tu vida: el presente. Como hemos investigado juntos, la flecha del tiempo, el tiempo de reloj, es sólo una treta del aparato sensorial para fines prácticos. Sin el tiempo de reloj, seríamos incapaces de hacer nada en el mundo o vida diaria. Es una ilusión pentasensorial que nos sirve para el teatro de la vida. Pero en realidad jamás has estado ni estarás en otro momento que no sea AHORA. Presta atención.

Es decir que cuando inicias el día estás frente a una continuidad que es el Ahora, y ayer y antes de ayer y mañana y pasado mañana son una ilusión, porque siempre iniciaste el día Ahora.

Cuando abres los ojos y comienza el teatro de día, en tu cabeza van a hablar dos voces. El grado de estridencia de cada una de estas dos voces depende de tu grado de consciencia despierta a tu verdadero yo. Una voz es la del ego y otra voz es la del Ser. La mayoría sólo oye la voz del ego al levantarse. ¿Qué dice y cuál es el contenido de la voz del ego? Voz que en algunas personas suena con la estridencia de una discoteca. Dice: “ Juan, o María: DEBES preocuparte”. Por….( esta es la estructura de la ansiedad del ego, agrega tú el contenido, puede ser: mamá está muy mal, los niños no hacen las cosas bien, hoy viene mi suegra, mi novia es una idiota, mi jefe no me valora, mi esposo me engaña seguro, los del banco me quieren robar, mi socio es un egoísta, quieren todo mi dinero, dicen que es culpa mía todo, mi hermana no se entera de nada, los políticos son unos corruptos y no me dan trabajo, jamás me valorarán como artista, no me responde el cuerpo, no me siento guapa, no me funcionan las piernas, nadie contrata a una persona de más de 40, todo está muy mal, debo darme prisa, debo darme prisa) ¿Ya? Respira al menos dos veces con profundidad ¿Ya has reconocido esa voz diaria? Esa es la voz del ego con el que naciste. La voz que escuchas la mayor parte del tiempo. Esa voz: NO ERES TÚ. La otra voz, la del Ser, dice: Juan, María, este momento, el Ahora, es el único que tienes y tendrás. ¿Qué vas a hacer con este momento, esta joya que es lo único que tienes? ¿Convertirlo en un enemigo o en un amigo? Porque es tu decisión, no la de nadie más. Ni es la decisión de tu suegra, ni la del gobierno, ni la de tu novio o novia, ni la de tu jefe, ni mucho menos es la decisión del banco. Ni tampoco es la decisión del teatro que no te contrata como cantante, o la galería de arte que no valora tu arte, o del hospital que no paga bien tus servicios como médico, ni es la decisión de tu marido o de tu esposa o de los enfermeros y médicos que no atienden bien tu enfermedad. No es la decisión de nadie en absoluto fuera de ti que tú estés en paz, es sólo tu decisión.

Tú decides qué hacer con el Ahora. El Ser, la voz menos audible, te propone que hagas del único momento con el que cuentas desde que naciste, al iniciar el día, un canto de agradecimiento por todos tus órganos, aunque te falten algunos, por todos tus bienes sean como sean, por todos los servicios que usas, por todas las personas que hay en tu vida y comparten contigo el teatro de día. Respira. Respira al menos tres veces profundamente mientras lees esto y con cada exhalación dí: Gracias. Gracias. Gracias. Y quédate unos minutos (sí unos minutos, aunque el ego diga: Juan, es que debes ir al banco) y agradece todo lo que puedas que un día más vas a entrar en el teatro de día, y que vas a saborear el color, la textura, los sonidos, todas las formas de vida que la Vida a puesto delante de ti gratis. Entonces haces del Ahora, una rendición a la fuerza más poderosa que ninguna acción frenética del pasado te dio: el poder de la calma y el agradecimiento. No importa cuántas acciones frenéticas hayas tomado en el pasado para lograr alguna que otra cosa en el universo físico, ninguna de ellas ha tenido el poder ni la energía que tiene hacer del Ahora, una calma interior. Entonces, ahora que sabes que la calma es la frecuencia vibratoria más alta que puede alcanzar tu mente para manifestar realidad bella, (la frecuencia de la naturaleza) prométete a ti mismo que cada día, cuando se reinicia el Ahora, como cuando se reinicia el ordenador, harás del Ahora un canto a la tranquilidad y al agradecimiento. Porque nunca estuviste en otro momento que no sea Ahora. Si haces de lo único con lo que cuentas en la vida que es el Ahora, un obstáculo, un medio para llegar a otro momento, un enemigo, el Ahora manifestará eso: obstáculos, complicaciones, enemigos. Y esto lo sabes perfectamente, porque así has vivido casi toda tu vida. Reconoces muy bien este estado.

Respira una vez más. Ya has leído hasta aquí. Gracias por hacerlo, sinceramente, por estar conmigo.

Mira por la ventana. Seguro que hay un árbol. Absorbe su Ahora, su quietud, su lentitud para brillar en este mundo. Tú eres él. No lo ves así, pero eres él. Pídele que te lleve a ese estado de lentitud en el que eres plenamente inteligente, plenamente poderoso, plenamente amado y sostenido. Y sal al teatro de día con esa sensación de paz lograda por el entendimiento, y no por nada exterior, diga lo que diga el ego (dirá que tienes mucho que hacer y mucho de qué preocuparte). Camina por la calle, si tienes piernas, con esa lentitud que tiene la naturaleza. Bendice cada persona, animal o planta que aparezca en tu aparato de percepción. Y sí, ve al banco, ve a hacer tus recados, tus cosas, pero ve con esta recién inaugurada lentitud. Sonríe al del banco, mírale con amabilidad. Si tienes que hacer cola, mira el Ser que brilla en todas las personas de la cola. No bufes con la impaciencia de siempre. Eso ya lo has probado, y no te ha traído más que cortisol (la hormona del estrés) en tu cuerpo. Mira al Ser que brilla en todo lo que aparezca en tu aparato perceptor, quizás seas ciego.Si lees esto, tú sabes cómo mirar con las manos. Funde tu Ser, con el Ser de todo lo que percibas, sean cuales sean tus sentidos predominantes. Y al rato notarás que el Ahora es tu amigo. De pronto pasan cosas hermosas, alguien te ayuda en la calle, alguien te llama, recibes atenciones, o sencillamente nadie te molesta. Porque si tú das al Ahora magia, el Ahora, (tu único tesoro) te dará magia a cambio. Porque tú eres esa magia.

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